jueves, 2 de agosto de 2018

Del costumbrismo y otras afecciones

Si no fuera por ti, sería por mí,
en uno de esos días en que me da igual,
me despierto así, no sé,
por compensar, imagino,
las veces que lejos de esto, del hoy,
vivo en el contorno limítrofe que sabemos,
el de las flores y las pieles,
y busco la razón de todo gesto,
y no me aguanto;
como para pedirte que lo hagas tú.

Y esto casi siempre sucede por la tarde,
cuando el sol se va escondiendo
justo delante de mi ventana;
como ser testigo diariamente
de la muerte del yo que ha sido
y que nunca es suficiente.

Siempre nos quedará mañana,
un poeta no debería tener vistas al oeste.

Pero hoy me da igual,
es uno de esos días, ya ves,
que me duele, pero lejos,
jaqueca leve, de analgésico.

Me duele el mundo y me peleo
con la mediocridad que identifico,
la sopa blanda que alimenta
pero nunca es suficiente,
como el yo que ha sido,
que no sacia,
y que muere diariamente
delante de mi ventana.

Me dejo ir con indiferente pulso
y me dueles tú como de costumbre.

Las horas templadas me pasan
y todo es tan normal,
tan insoportable como yo
en un día como hoy.
Me desperté así,
no sé,
por compensar, imagino.

Igual mañana vuelvo a ser poeta,
si no me asomo al atardecer,
si le doy la espalda al sangrado,
al moribundo y regio astro,
que la vida ya me late bastante
sin el puñal anaranjado.

Igual mañana no miro allá enfrente,
al oeste,
y todo me vuelve a importar.

"Con la angustia veraniega 
que me aprieta la barriga.
Se me están sublevando las ganas."
P.D.: Y tenerte mal -o bien- acostumbrada.

0 comentarios: