Arde el valle colmado de pinos
en el lejano sur,
y estalla el mundo en llamas;
y ahí va la luna con su corona de ceniza,
envuelta en jirones de humo,
adivinándose plena,
se asoma,
hermosa como nunca.
Interrumpirás mi sueño
colándote por la ventana
y cubrirás mi cuerpo con tu manto,
bordado de ascua y aire abrasador,
sanando todo el frío que hay en mí,
empezando quizás por el pecho,
abriéndote camino, despacio,
hasta el centro mismo de mi ser.
miércoles, 14 de agosto de 2019
Frío en el cuerpo
sábado, 10 de agosto de 2019
Debajo de mi piel
Pongamos
que no me aupara a lomos
del caballo,
ni galopase por los reinos
de mi mundo interior,
hostigando a golpe de látigo
al león de mi angustia.
Digamos
que no lo fatigara
hasta la extenuación,
¿vendrías tú
a ahuyentar al lagarto que habita
debajo de mi piel?
¿Y si no pudiera dispersar
la formación de vívidas memorias?
Si estuviese condenado a recrear
tu tacto, tus ojos, tu olor.
Tu risa.
¿Me buscarías tú
para sostenerme en tus brazos
durante mis veladas sin sueños?
Si yo no fuese un hombre como yo,
pasaría los días enzarzado
en bailes de salón con la locura,
me temo.
Y no sé quién
-o qué-
tomaría mi forma,
respirando por mí,
sosteniendo la pluma.
Escribiendo esto.
jueves, 8 de agosto de 2019
La de la rana y el escorpión
aguijón,
me lloran promesas.
¡Célere amigo,
retoma con presteza
mi fallida empresa!
Apiádate de las luciérnagas,
mételas en tarros de mermelada
y marca con ellas el lugar
donde dos cuerpos yacen
fulminados a mitad de camino,
una vez más.
viernes, 11 de enero de 2019
Del insomnio y otros menesteres
A ti, estrella,
que en tu trono de luz duermes
tan sola,
cuajada de perlada escarcha,
y es tu piel
el frío hálito del llanto,
a ti, soberana de la noche,
de esta y
de todas las que esperan,
a ti que tocas los hilos
y las fibras
con la pericia del arpista,
tú que te das
en blanco fulgor
y colmas de argénteo vibrato
las orillas bañadas en mar,
y yo,
que al verte pasear
por el insondable tapiz,
te entregué sin dudarlo
mis ojos,
y mi garganta,
y mis manos:
mi ser,
¡quién fuera demiurgo,
nube celestial,
para estar más cerca de ti!
atesora mi ánima
que ya es tuya,
guarda mis sueños
lucero mío,
y báilame en las vigilias.