jueves, 8 de agosto de 2019

La de la rana y el escorpión

Anticipado dolor punzante,
aguijón,
vienes a buscarme ahora,
de entre todos los momentos posibles,
cuando me reconozco perdedor
en noches con olor a tibio ayer.
Y yo hundo la cabeza en
los días sin marcar del calendario,
buscando remedios, remiendos,
pócimas y elixires.
Cierro los ojos al tiempo que 
me afano en alcanzar
la tolerancia al golpe,
que no deja marca pero 
desgarra la carne y rompe huesos,
quebranta vasos.
Y el cáustico río de mi sangre
cruzaré a nado,
al rescate de las huérfanas luces
que desde la otra orilla,
tenues,
me lloran promesas.

Abatido a mitad de camino,
por tu naturaleza.

¡Célere amigo,
retoma con presteza
mi fallida empresa!
Apiádate de las luciérnagas,
mételas en tarros de mermelada
y marca con ellas el lugar
donde dos cuerpos yacen
fulminados a mitad de camino,
una vez más.


Pues es verano, parece.
"Sé que el final es siempre igual
y no he de esperar desenlaces a lo Shyamalan."

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