lunes, 28 de abril de 2008

Regresamos

Sería más bonito, pero no era mío.

Aquí estoy a vuestra disposición.

jueves, 24 de abril de 2008

A-m-i-s-t-a-d

Podrías no contestar cuando te llamo,
podrías no entenderme,
podrías no brindarme tu sabio consejo,
podrías no apreciarme,
podrías no tener la palabra idónea en el momento que lo necesito,
podrías no ponerme sobre tu hombro cuando cojeo,
podrías no abrirme los ojos cuando me obceco,
podrías no desprender un aura tan afín conmigo,
podrías no hacerme sentir yo mismo...
pero entonces...

...no te llamaría amigo.


La cosa va de amistad, esta vez en toda la plenitud de su palabra.
La que se cobija en el alma y es tan exquisita que solo se permite usarse en quienes te han abierto sus puertas sin reservas y en quien, por supuesto, te alberga en su corazón.

Gracias. Y en referencia a lo que acabo de escribir, decir... ¡que viva (y que valga) la redundancia!.

lunes, 21 de abril de 2008

El tiempo

¿De qué quieres hablar hoy? Hablar conmigo, hablar contigo al fin y al cabo.

Hace algunos días que el tren entró en un túnel, uno de tantos. Al principio me disgustó porque hacía ya bastante que las vías no atravesaban zonas oscuras y yo, acostumbrado al radiante sol y a las brillantes estrellas, me sentía oprimido.
Pero tenía la certeza de que el final del túnel llegaría tarde o temprano, así que con esa esperanza seguía mirando por la ventana sin ver más que negrura; los paisajes volverán sin más remedio.

A día de hoy todavía no he visto el final del túnel, escribo estas líneas sentado debajo de unas lámparas victorianas que arrojan una luz muy acogedora, pero yo no quiero velas, no quiero luz ahogada, quiero rayos de sol. Todo eso llegará, no hay duda, el tiempo no deja a nadie en el mismo sitio, y si de algo tengo certeza, es de que me estoy moviendo.

Esto me permite hablarme -¿Dónde están mis modales?- quería decir hablarte, inseparable diario, sobre lo mucho que cambia todo con el paso del tiempo, así como un candelabro se cubre de polvo y telarañas en un caserón abandonado, nosotros cambiamos, y menos mal, en el transcurso de nuestras vidas.
La vida es cambio, es evolución, enriquecerse tomando elementos de tu entorno sin entorpecer la labor de tu vecino. El tiempo es nuestro mejor aliado, por mucho que se empeñen en decirte que hay que luchar contra él y su tiranía, no hay peor acto que tapar el progreso que acumulas.

La experiencia, vivir, adquirir. Todo ello me acabará dejando en algún lugar, que a buen seguro es mi sitio, bueno o malo, pero mío. Yo elijo el camino que tomo en los cruces de vías y yo elegí meterme en este túnel, aunque ahora eche de menos el sol, habré aprendido a valorarlo más cuando salga.

Y mientras espero activamente, agradezco ver en los distintos vagones, a los pasajeros que he ido recogiendo por las estaciones de mi vida y que aún aguantan sentados. Esto no sería lo mismo sin ellos, debes saberlo; aunque te parezca que yo podría viajar solo, un tren vacío es un tren muerto. Y a nadie le gusta viajar en un tren fantasma.

¿De qué quieres que te hable mañana? Hablar contigo, hablar conmigo, ya lo sabes.



P.D.: Casi me parece ver la luz...

Diario de un viajante en busca de rumbo, parte II.

miércoles, 9 de abril de 2008

Tocando el cielo



Sacando más cosas del cajón, te brindo esta canción, que fue escrita sin quererlo para esos momentos en los que me dejo descansar el alma y bebo de tu regazo, ese bendito rincón.

domingo, 6 de abril de 2008

Entre otras cosas...

Raíz,
Tierra,
Aire,
Vida,
Libertad,
Horizonte,
Alas,
Viento,
Blanco,
Limpieza,
Honestidad,
Humildad,
Belleza,
Dentro y Fuera,
Armonía,
Tranquilidad,
Seguridad,
Estabilidad,
Emoción,
Sonrisa,
Alma,
Cuerpo,
Amistad,
Amor,
Tallo,
Hoja,
Fruta...



jueves, 3 de abril de 2008

Sudor y sangre

Y dice así:

Atrapado entre dos mundos,
encarcelado un inocente.
Gritos de silencio, mudos,
condenado a muerte.
No llores amigo mío
por aquellos encapuchados,
no llores amigo mío
por los emponzoñados.
Toma mi mano y
bebe el antídoto
que ha de librarte
de la muerte.
Mira hacia la luz
que ilumina tu camino.
Toca las estrellas y
escúpele a ese destino.
Sal de tu prisión, inocente,
escapa de tus carceleros.

Huye lejos compañero,
pero nunca solo.
Expulsa esa soledad y
mírame a los ojos,
soy la amistad
que no te dieron otros.
Aquellos que juzgaron
sin un espejo delante,
sombras blancas, sin nombre,
condenados al desastre.
Quema tus miedos y
sé valiente.
Blande tu espada y
el escudo reluciente.
Lucha por el sentimiento
que te hace ser hombre y
cada día más fuerte.
Acepta mi mano, amigo mío...
... lo que te ofrezco
es para siempre.

Firmado: L. J. Sancho

Esas líneas, cobrando vida en forma de hechos, vinieron a apoyarme en un momento delicado.
Era hora de sacarte del cajón.