En mis camaleónicas fases lunares,
ahora soy ascua que arde
con la voz del silencio.
Vuelo y caigo,
y me angustio con el aire quedo.
Si un susurro no transporta
las palabras que me saquen de la candela,
al menos... tú,
hierba de primavera,
por esta vez, tú,
no temas mi cuerpo ígneo.
Sopla, dulce brizna,
aviva la llama
y ardamos juntos de nuevo
en armónico frenesí;
por esta vez, tú...
Consúmete conmigo.
Leyes de la termodinámica, y esas cosas.
"[...] o princesas huidizas de amores suicidas."