Arde el valle colmado de pinos
en el lejano sur,
y estalla el mundo en llamas;
y ahí va la luna con su corona de ceniza,
envuelta en jirones de humo,
adivinándose plena,
se asoma,
hermosa como nunca.
Interrumpirás mi sueño
colándote por la ventana
y cubrirás mi cuerpo con tu manto,
bordado de ascua y aire abrasador,
sanando todo el frío que hay en mí,
empezando quizás por el pecho,
abriéndote camino, despacio,
hasta el centro mismo de mi ser.
"[...]En esas condiciones no hay alivio posible,
ni el bálsamo falaz de la nostalgia,
ni el más firme consuelo del olvido."
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