Baile de letras con silencios
y cierta pausa,
consecución disonante
de fonemas
a veces apresurados;
así es la palabra torpe,
corta,
redundancia vocal,
ruido,
peliagudo entuerto,
meliflua encriptación,
llave al reino de Oz.
Artilugios cuneiformes,
inventos, inventos,
inventos,
y así ad infinitum
hasta que no podamos,
de tanto entendernos,
entendernos más.
Si el baile de astros
no es suficiente,
si la energía no habla,
la centrípeta o la cinética,
si todo no está en su sitio,
si el baile de salón no alcanza.
Entonces escribe
en un papel radiactivo,
a la manera de los isótopos,
qué sé yo,
slcoejdygjeozjftje,
házmelo tragar,
háblame en plutonio,
y seguro te entiendo mejor.
Tanta palabra, tanta historia.
Si al final...
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