Cierra los ojos y siente
un suave engranaje en movimiento,
casi melódico,
asiste a una sinfonía silbante
de visiones cegadas
en el espejo brillante
de una tal Sierra Nevada.
Respira hondo,
el sol le baña la piel,
se siente partícipe
de esa magia intangible;
dos caballos pastan libertad
en los campos de la vega,
que queda a sus pies.
La ciudad orgullosa
le recita su embrujo al oído,
recodos y callejuelas empedradas,
caminan sobre el Darro
hacia el castillo rojo.
Paredes que narran
historias de sangre y sudor,
plazas representando teatros invisibles
sobre el paso de los siglos,
mezcolanza de culturas
en el acto principal.
Se para a observar
bares y estudiantes,
algarabía,
pasión,
alegría;
camina sobre la Historia noctámbula
que le corre por las venas
y se le escapa en una mirada
con tantos años como memoria.
Aquí la conoció,
aquí se enamoró
y esta tierra
le observa empezar de nuevo.
Sonríe,
-Volamos muy alto, y yo sé cuánto.
El suave devenir
sigue fluyendo tranquilo
al ritmo de sus pasos,
hoy es un día
tan bueno como cualquier otro
para disfrutar de su nueva vida.
un suave engranaje en movimiento,
casi melódico,
asiste a una sinfonía silbante
de visiones cegadas
en el espejo brillante
de una tal Sierra Nevada.
Respira hondo,
el sol le baña la piel,
se siente partícipe
de esa magia intangible;
dos caballos pastan libertad
en los campos de la vega,
que queda a sus pies.
La ciudad orgullosa
le recita su embrujo al oído,
recodos y callejuelas empedradas,
caminan sobre el Darro
hacia el castillo rojo.
Paredes que narran
historias de sangre y sudor,
plazas representando teatros invisibles
sobre el paso de los siglos,
mezcolanza de culturas
en el acto principal.
Se para a observar
bares y estudiantes,
algarabía,
pasión,
alegría;
camina sobre la Historia noctámbula
que le corre por las venas
y se le escapa en una mirada
con tantos años como memoria.
Aquí la conoció,
aquí se enamoró
y esta tierra
le observa empezar de nuevo.
Sonríe,
-Volamos muy alto, y yo sé cuánto.
El suave devenir
sigue fluyendo tranquilo
al ritmo de sus pasos,
hoy es un día
tan bueno como cualquier otro
para disfrutar de su nueva vida.
Porque hay que aprender a mirar más allá de la superficie...
3 comentarios:
Porque caminar por sus veredas, cruzar sus ríos y adentrarse entre sus montañas no es suficiente... Hay que vivir y sentir esta Granada nuestra... y renacer junto a ella respirando el aire nuevo de esta primavera, después de un duro y largo invierno que detuvo durante algunos instantes el motor de tu tren y de mi faro...
Un abrazo Viajante, Gracias de nuevo...
Amigo mío,
esta Granada nuestra que llevamos a fuego en el alma. Sus calles, sus vientos, sus flores, olores y sus montañas.
Nuestro amor por ella nos da versos y se los regalamos con dulzura.
Un abrazo desde la isla,
El Náufrago...
Salud!
Un abrazo.
Anna
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