domingo, 7 de agosto de 2016

Silueta

Cuando, sólo ahora
no respiras mi aire,
cuando no estás aquí,
entonces, las horas
me mastican y transitan.
Me vuelvo de blanda
consistencia, torpe,
incapaz de apreciar
bellezas ulteriores
más allá del contorno
con el que limitas,
distingues y estilizas,
grácil y hermosa,
lo banal de la esencia.
Aquello que el ojo
antes admiraba, colmo
melifluo, el color
del celaje. Complejas
nieblas transidas de
austeridad ve hoy.
Cuando, sólo ahora
no respiras mi aire,
cuando no estás aquí,
entonces, las horas
desfilan mermadas,
y la vida prepara
paciente, con su hilo
de color, el remiendo
necesario. A tu
regreso, obra, haz.



Tu piel, mi horizonte.


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