A ti que te adueñas de mi vida,
que tiras de mis riendas y
que gastas mi saliva.
Por ti caprichosa malcriada,
que entras y sales a tu antojo
quitándome todo y dándome nada.
Para ti me desangro cada día y
derramo los ríos rojos
que secan la tierra baldía.
En ti me encuentro finalmente
después de la contienda
de mi alma, inquilina intermitente.
A ti te escribo,
por ti respiro,
para ti me esfuerzo,
en ti fallezco...
para de nuevo nacer,
cuando decidas volver...
...Felicidad.
Que la eterna búsqueda no empañe tu vida.
P.D.: ¿Cómo decía aquello? Ah, sí: ¡Viajeros al tren!.
2 comentarios:
Ahi te visto fino......que entrada con mas frescura hermano.
Una cordialiisimo saludo
Me caen dos lagrimones por las mejillas...
Por fin me comentáis algo de nuevo!
que emoción...
:D
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